El valor del ejemplo

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Contra la neutralidad, de Pascual Serrano, y La huelga más larga, de la asamblea de yeseros y escayolistas de Badajoz, Joaquín Vega y Manuel Cañada.


    Últimamente he digerido dos libros de pelea. ¿Dónde podemos cimentar mejor el espíritu de lucha que en el ejemplo de los compañeros que nos han precedido? Pascual Serrano y Manuel Cañada han sabido entender que una de las necesidades más importantes del presente es dar vida a un pasado inmediato contado por nosotros sobre los nuestros. Como sucede con los sueños que vives sólo si te despiertas para recordarlos, han rescatado de los sótanos de la Historia relatos importantes porque son útiles para entender y también para enfrentarnos al enemigo con los pies en el suelo, enraizados en el compost que dejaron tras de sí los esfuerzos de los compañeros. Manolo Cañada habla en “La huelga más larga”, un ensayo casi novelesco que narra y a la vez explica la impresionante huelga de los yeseros de Badajoz (España) de finales de los ochenta, del rescoldo que dejan tras de sí los conflictos que ganamos, que ahora ha de avivarse urgentemente. Pascual Serrano, en “Contra la neutralidad: tras los pasos de John Reed, Ryszard Kapuscinski, Rodolfo Walsh, Edgar Snow y Robert Capa”, cierra con una invitación al periodismo de batalla su compendio semiliterario de biografías que cimentan una tesis imprescindible sobre qué es el buen periodismo y la falta que hace para entender qué pasa e intervenir activamente en la realidad.

    ¿Cuál es el valor de narrar? ¿Qué sentido tiene contar la Historia, es decir, contar la lucha de clases desde todos los ángulos? La concepción del periodismo como compromiso ineludible ante la verdad, desmontando la ideología de la neutralidad impuesta por las clases dominantes, parte de conocer la centralidad de la narración en todo proceso de toma de conciencia. Y tomar conciencia es respirar cuando de luchar se trata. Sin conciencia no existen ni el compromiso ni la energía que hacen falta para enfrentarse al adversario de clase. Esto lo saben las clases dominantes desde el inicio de los tiempos; de ahí la energía y los recursos que invierten en sostener impresionantes aparatos de reproducción ideológica. Reed, Kapuscinski, Walsh, Snow y Capa son maestros que construyeron su vida y su profesión sobre la idea de hacer del relato un arma para la toma de conciencia y bregar contra el discurso neutralista y neutralizador de los poderosos. Lo hicieron, además, con inusitada brillantez y nos han dejado obras que enseñan lo que pasó y sobre todo cómo afrontar el relato hoy mismo, ante el ruido apabullante que siembra el enemigo en el campo de batalla.

    Cuando Manuel Cañada y el colectivo de yeseros de Badajoz presentaron “La huelga más larga” el pasado 30 de diciembre de 2011 en la capital pacense, los trabajadores le dieron las gracias a Cañada, auténtico responsable intelectual del libro. ¿Por qué? Para los que fueron protagonistas de una dura lucha de cinco meses que logró arrebatar a los patronos de la construcción la capacidad de elegir a quién contratar, ver en negro sobre blanco el relato de su gesta, y sentirse reconocidos por primera vez en el campo de la Historia, ha sido un hito, una gloria, una sutura de una herida que el tiempo más que cerrar, abría. “La huelga más larga” está redactado con las mejores armas literarias para despertar el sentido épico de la lucha social. Necesitamos nuestra propia épica, tan verdadera, siempre mucho más verdadera que la del enemigo, y al tiempo, como sucediera con las épicas orales de antaño, tan llena de lecciones, de mitos fundacionales de lo que somos, para no olvidar de dónde venimos y cuál es el camino que hay que recorrer. En este sentido, Cañada nos recuerda un poco a Reed en el entusiasmo, a Kapuscinski en la hondura de las observaciones, a Walsh en el compromiso con la causa, hondo hasta embadurnarse de arriba a abajo, por completo. La épica de “La huelga más larga” nos recuerda que es posible no sólo enfrentarse, sino también ganar. Y nos enseña, entre otras cosas, precisamente en qué consiste ganar.

    Si queremos cambiar el mundo, tenemos que narrarlo y convertirnos en los protagonistas de la Historia. Con el relato de los que mandan, por muy duras que sean las condiciones de vida y explotación, la lucha, la transformación, se hace imposible. De ahí la importancia del trabajo que recuerda Pascual Serrano y que decididamente emprende Manolo Cañada junto con el colectivo de los yeseros de Badajoz.












La huelga más larga.
Asamblea de yeseros y escayolistas de Badajoz, Joaquín Vega, Manolo Cañada.
Baladre y Zambra. Diciembre de 2011.















Contra la neutralidad: tras los pasos de John Reed, Ryszard Kapuscinski, Rodolfo Walsh, Edgar Snow y Robert Capa.
Pascual Serrano.
Península. Barcelona, 2011.

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